UN DÍA CUALQUIERA 4- PARADISE LOST

СРПСКИ

- Hola, Gregoria, buenos días.
- ¿Hay prisa?, me dice saliendo al umbral de su casa.
- Sí, llegamos tarde al colegio.
Me echo a correr y Nikola va detrás mío. Cristina más atrás y se queja.
- No puedo ir tan rápido. Me voy a caer.
De caminito al colegio se oye el loro que dice "hola" y luego se pone a silbar.
Mi hijo, como todos los días, dice que eso es imposible y que los pájaros no hablan. Le digo que "sí" pero él insiste que "no".
"Por el caminito nos saludan las rosas, las amapolas y los dientes de león", me acuerdo como escribía las redacciones de lengua para el tema de "Ha llegado la primavera a nuestra pequeña ciudad", que a su vez era más creativo que el tema "¿POR QUÉ QUEREMOS A TITO?" Me acuerdo ahora mismo como sudaba y sudaba y miraba al reloj que el tiempo pasaba y no se me ocurría qué poner. Luego ya te entra el pánico. Luego ya te consuelas "Hay que mentir como supongo que todos harán".
Nos saluda toda la flora y fauna y los caracoles que "no hay que matarlos dice Isabel", según Nikola.
- No, no se matan los insectos ni animalitos, digo yo.
- Sí, y porque son de tu infancia. Y la infancia es un paraíso, según mamá, aclara mi hija.
- Sí, un paraíso perdido, ahora aclaro yo.
Entre tanto llegamos al colegio. Cada uno entra por una puerta distinta, los miro entrar y me voy.
Se oye la campana de la Catedral Nueva y yo la miro desde lejos y sonrío:
- ¡Qué belleza! ¡Qué perfección!
Pienso eso también es el paraíso perdido, la arquitectura de hoy es tan fría y tan distante del hombre...

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